Jueves
Día 4 de Julio Kilómetros
recorridos: 1298
En
ruta por el sur de Grecia… el frio vuelve!
Llegamos
al puerto griego de Igoumenitza, son las 4 de la madrugada, la temperatura es de 28 grados, todavía de noche iniciamos ruta, a medida que avanzamos entre las
montañas la temperatura baja rápidamente hasta los 13 grados, lo que supone una
sensación real de 9 grados con ropa de verano y sin dormir, el frío es casi
insoportable, paramos un momento, como Antonio perdió sus guantes en Italia, se
tiene que poner dos calcetines en las manos para aguantar el frío los dientes
castañean y decidimos salir a tomar un café en la primera salida.
Antonio, ya se ha puesto los improvisados guantes
Mientras amanece en la autopista griega
Parada
en Iona… café y pasta caliente
Ya
ha amanecido, la primera salida nos conduce al pueblo de Iona, cargamos de
combustible y allí vemos una cafetería, nos sirven dos cafés con un punto de
canela y con agua fría aparte acompañados de dos piezas de tarta de hojaldre
caliente, una bendición en estos momentos, retomamos viaje en dirección Kavala,
pero el cansancio no va a dejar que lleguemos a nuestro destino…
Acampada
en la montaña, humo en la moto y zona protegida de osos…
Ya
no podemos más, son casi las diez de la mañana y cómo vamos bien de tiempo
decidimos acampar en las montañas, seguimos una pequeña carretera que nos lleva
a un llano, pero para acceder a él hay que subir una fuerte cuesta de tierra,
la Burgman de Antonio sube con más o menos dificultad, en mi caso pude subir
pero patinando la rueda hasta llegar a lo alto, y con la moto parada, empieza a
salir humo, tanto que pensamos que se iba a incendiar la moto y la seca
vegetación del terreno. El olor a embrague era notable!, había forzado
demasiado y casi creemos que aquí acababa el viaje… esperamos a que se enfríe
mientras montamos las dos tiendas, el sol empieza a picar y el interior se
convierte en un horno, lamentablemente solo yo pude pegar ojo, y Antonio solo
experimentó la sensación de haber estado en una sauna por dos horas.
Desmontamos
el campamento y tras rebasar un cartel podemos leer en Ingles “Precaución, zona
reservada de osos”, vaya!, ya solo nos hubiera faltado un encuentro con un
primo del oso Yogui!.
Portada de disco... de gira musical por Grecia!
Ya te dije que en esa tienda no caben ni los mosquitos!
Un
hotel fantasma… y la Burgman sin aceite.
Llegando
a Kavala el GPS nos lleva a las coordenadas
del hotel que teníamos concertado, lejos... demasiado lejos, en una zona árida y poco
poblada, entre las calles desiertas, una familia que nos observa con extrañeza nos vende
dos botellas de agua fresca y se alegran de saber de nuestro viaje, nos
orientan hacia otro hotel, tampoco era… una mujer mayor nos envía a tres
kilómetros y después de llegar al sitio… otra vez atrás!, hartos, coincidimos en la
idea de llegar a la ciudad de Kavala y buscar allí alojamiento.
Un testigo luminoso de la Burgman de Antonio
indica que la moto está sin aceite…, por suerte Ernesto nuestro mecánico, nos
prestó un litro para llevar por si acaso, y en una calurosa tarde de sol y moscas sacamos
las herramientas y vemos como la moto se traga todo el aceite!, ahora ya
podemos seguir camino, aunque este problema volverá a ser el protagonista de
este viaje.
En el corazón de Grecia... pero donde esta el maldito hotel?
La primera vez que sacamos las herramientas
Kavala, descanso en la ciudad y un baño en el Adriático.
Llegamos
a la pequeña y tranquila ciudad de Kavala, la mayoría de los motoristas van sin
casco, encontramos un pequeño hotel muy limpio y barato, coincidimos con dos
moteros alemanes allí alojados, todavía nos
queda tiempo para descargar las motos y dirigirnos a la cercana playa donde nos
bañamos, en aguas del Adriático, la temperatura del mar es alta en comparación
a la del Mediterráneo pero muy agradable, después de tantas penurias empezamos
a disfrutar verdaderamente.
El turismo es local, la gente es muy tranquila
y agradable, tras el baño nos acercamos al pueblo más cercano y allí contemplamos
un inolvidable atardecer en un pequeño puerto de pescadores, que gran momento!,
al anochecer volvemos a Kavala donde comemos por muy poco dinero una ensalada
griega y una interminable parrillada, ah!, las cervezas de botella siempre son
de medio litro, un día muy intenso pero… muy bien aprovechado!
Vamos a la playa!
Me he confundido!, esta moto es una Honda.
Camino al puerto
Verano azul
De vuelta a Kavala, ahora buscaremos un buen sitio para cenar
Que envidia me dais.
ResponderEliminarNo nos dejéis así hombre, seguid contando este apasionante viaje
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