martes, 16 de julio de 2013

Jueves Día 4 de Julio


Jueves Día 4 de Julio                        Kilómetros recorridos: 1298

En ruta por el sur de Grecia… el frio vuelve!

Llegamos al puerto griego de Igoumenitza, son las 4 de la madrugada, la temperatura es de 28 grados, todavía de noche iniciamos ruta, a medida que avanzamos entre las montañas la temperatura baja rápidamente hasta los 13 grados, lo que supone una sensación real de 9 grados con ropa de verano y sin dormir, el frío es casi insoportable, paramos un momento, como Antonio perdió sus guantes en Italia, se tiene que poner dos calcetines en las manos para aguantar el frío  los dientes castañean y decidimos salir a tomar un café en la primera salida.



Antonio, ya se ha puesto los improvisados guantes

 Mientras amanece en la autopista griega

Parada en Iona… café y pasta caliente

Ya ha amanecido, la primera salida nos conduce al pueblo de Iona, cargamos de combustible y allí vemos una cafetería, nos sirven dos cafés con un punto de canela y con agua fría aparte acompañados de dos piezas de tarta de hojaldre caliente, una bendición en estos momentos, retomamos viaje en dirección Kavala, pero el cansancio no va a dejar que lleguemos a nuestro destino…

Acampada en la montaña, humo en la moto y zona protegida de osos…

Ya no podemos más, son casi las diez de la mañana y cómo vamos bien de tiempo decidimos acampar en las montañas, seguimos una pequeña carretera que nos lleva a un llano, pero para acceder a él hay que subir una fuerte cuesta de tierra, la Burgman de Antonio sube con más o menos dificultad, en mi caso pude subir pero patinando la rueda hasta llegar a lo alto, y con la moto parada, empieza a salir humo, tanto que pensamos que se iba a incendiar la moto y la seca vegetación del terreno. El olor a embrague era notable!, había forzado demasiado y casi creemos que aquí acababa el viaje… esperamos a que se enfríe mientras montamos las dos tiendas, el sol empieza a picar y el interior se convierte en un horno, lamentablemente solo yo pude pegar ojo, y Antonio solo experimentó la sensación de haber estado en una sauna por dos horas.
Desmontamos el campamento y tras rebasar un cartel podemos leer en Ingles “Precaución, zona reservada de osos”, vaya!, ya solo nos hubiera faltado un encuentro con un primo del oso Yogui!.

Portada de disco... de gira musical por Grecia!

Ya te dije que en esa tienda no caben ni los mosquitos!



Un hotel fantasma… y la Burgman sin aceite.

Llegando a Kavala el GPS nos lleva  a las coordenadas del hotel que teníamos concertado,  lejos...  demasiado lejos, en una zona árida y poco poblada, entre las calles desiertas, una familia que nos observa con extrañeza nos vende dos botellas de agua fresca y se alegran de saber de nuestro viaje, nos orientan hacia otro hotel, tampoco era… una mujer mayor nos envía a tres kilómetros y después de llegar al sitio…  otra vez atrás!, hartos, coincidimos en la idea de llegar a la ciudad de Kavala y buscar allí alojamiento.

 Un testigo luminoso de la Burgman de Antonio indica que la moto está sin aceite…, por suerte Ernesto nuestro mecánico, nos prestó un litro para llevar por si acaso, y en una calurosa tarde de sol y moscas sacamos las herramientas y vemos como la moto se traga todo el aceite!, ahora ya podemos seguir camino, aunque este problema volverá a ser el protagonista de este viaje.

En el corazón de Grecia... pero donde esta el maldito hotel?

La primera vez que sacamos las herramientas




Kavala, descanso en la ciudad y un baño en el Adriático.

Llegamos a la pequeña y tranquila ciudad de Kavala, la mayoría de los motoristas van sin casco, encontramos un pequeño hotel muy limpio y barato, coincidimos con dos moteros alemanes allí alojados,  todavía nos queda tiempo para descargar las motos y dirigirnos a la cercana playa donde nos bañamos, en aguas del Adriático, la temperatura del mar es alta en comparación a la del Mediterráneo pero muy agradable, después de tantas penurias empezamos a disfrutar verdaderamente.
 El turismo es local, la gente es muy tranquila y agradable, tras el baño nos acercamos al pueblo más cercano y allí contemplamos un inolvidable atardecer en un pequeño puerto de pescadores, que gran momento!, al anochecer volvemos a Kavala donde comemos por muy poco dinero una ensalada griega y una interminable parrillada, ah!, las cervezas de botella siempre son de medio litro, un día muy intenso pero… muy bien aprovechado!

Vamos a la playa!


Me he confundido!, esta moto es una Honda.


Camino al puerto

Verano azul



De vuelta a Kavala, ahora buscaremos un buen sitio para cenar

Increíble parrillada de carne!

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